martes, 9 de junio de 2009

Paco De Lucía

Paco de Lucía, cuyo nombre real es Francisco Sánchez Gómez, es un guitarrista flamenco andaluz. Aunque la práctica totalidad de su obra se desarrolla en el flamenco, ha grabado algunos trabajos en otros estilos, como la fusión de flamenco con el jazz y otras músicas internacionales.

Está considerado uno de los mejores maestros de la guitarra de todos los tiempos, habiendo recibido, entre otros muchos galardones, el premio nacional de Guitarra de Arte Flamenco, la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes (1992), la Distinción Honorífica de los Premios de la Música (2002), el Premio Príncipe de Asturias de las Artes (2004) e incluso un nombramiento como Doctor Honoris Causa por la Universidad de Cádiz.


Los inicios
Tanto su madre, Lucía Gómez "La Portuguesa" como su padre, Antonio Sánchez, influyeron mucho en la vocación de su hijo. De su padre y de su hermano Ramón, recibió las primeras clases de guitarra. Su padre hacía que Paco practicase muchas horas de guitarra diarias durante su niñez. El nombre "De Lucía" quedó ligado a él durante su niñez, ya que como él mismo cuenta, en su barrio había muchos Pepes, Pacos, etc., y entonces se los identificaba por el nombre de su madre, por lo que él era conocido como "Paco, el de Lucía" en su barrio de Algeciras.

Es hermano de artistas flamencos, Pepe de Lucía cantaor profesional ya de niño y de Ramón de Algeciras, guitarrista también profesional. Ambos han sido miembros de su banda durante muchos años, acompañándole en grabaciones y giras, teniendo ellos sus propias carreras en solitario o con otros artistas.

A finales de los años 60 conoce a Camarón de la Isla con quien crea una mítica unión musical, fruto de la cual son los primeros discos de ambos. Se muestran como excelentes intérpretes del flamenco más ortodoxo. Grabaron diez discos entre 1968 y 1977. Después, juntos y por separado fueron precursores de un flamenco más popular y mestizo entrando en el terreno del pop, el rock y el jazz.

Influencias y características de su toque
Paco de Lucía ha recibido principalmente la influencia de dos escuelas: La del Niño Ricardo, considerado como una de las figuras más destacadas de la guitarra flamenca y el precursor más directo de Paco de Lucía, y la de Sabicas, a quien se considera como el máximo influyente en el desarrollo y perfeccionamiento de la guitarra flamenca como instrumento de concierto (antes la guitarra era un instrumento de acompañamiento al cantaor).



miércoles, 3 de junio de 2009

Camaron de la isla

Camarón de la Isla, José Monge Cruz de cristiano, ha sido el último gran suceso del flamenco: Mil años pasarán sin que otro igual salga, dicen muchos de sus coetáneos. Su entierro fue lisa y llanamente una pasada, asombro de políticos, envidia de bien pensantes. En un país con alma de portera, y con los media pisando a fondo en la carrera de los números, los rankings y los shares, que Camarón estuviera enfermo, que incluso malnacidos quisieran verlo padecer el SIDA, era un buen pan para unas buenas tortas. Sin embargo el isleño se fue sin alboroto: "Omaíta, qué es esto que tengo".

Camarón tenía un cáncer de pulmón, consecuencia del destino y de una vida quizá no muy saludable, pero Camarón ha dejado una huella en el flamenco que crece por minutos.

No le dieron la llave de oro del cante, no llegaron a tiempo, pero el ha hecho, en los últimos tiempos, mas por el cante que todos los expertos juntos con sus libros y sus conferencias.

Es curioso, porque si se analizan los datos oficiales de ventas -en los que ni por asomo figuran las cintas de carretera, verdadero filón de ventas que nadie se ha encargado de poner en orden por aquello de "es muy poco el dinero que dejan", si se analizan los números se ve que Camarón es un artista muy minoritario, con discos históricos -La leyenda del tiempo por ej. sólo cifra en ventas en julio del 92 unos cinco mil ejemplares. Y esto no es compatible con el hecho sabido de que Camarón llegó a tener un caché elevado, llegó a los 3 millones, lo cual es una suma fuerte para un artista solo, el guitarra era pagado aparte. Y ello es porque, aunque la entrada fuera elevada era seguido, especialmente por los gitanos, cuyo instinto musical es el juez final y supremo del flamenco.

La muerte de Camarón, en fin, sobrecogió al país, el corazón de la gente caminante y la despedida tuvo el olor de la de Bienvenida.

Por encima de todo, el gran mérito de Camarón es artístico, sobre todo en sus grabaciones, que es al fin y al cabo lo que el pueblo escucha. Asistir a sus conciertos en la época de los 80 era mas una liturgia que algo conforme a los cánones mas ancestrales del cante. No por él, que solía situarse de forma tímida, sino por la gente. Daba igual que estuviera bien o mal, con frecuencia acortaba el recital, o no acababa de romper, o se hacía esperar mas de la cuenta.

"Vamos a cantar un poquito por alegrías y luego por lo que ustedes quieran". Ese era, invariablemente, el soniquete de Camarón al comenzar sus cantes. Paco de Lucía, el gran guitarrista, decía que tenía que estar, siempre, muy concentrado porque José Monge era una caudal permanente de inspiración. Para quienes no hayan tenido la fortuna de escucharle en directo quedaron dos joyas grabadas, y cuidadas por la técnica, empalmando incluso diferentes conciertos. En dichas grabaciones Camarón supera a sus propios discos.

La rebeldía de Camarón comienza desde muy joven, él no quiso permanecer tiempo en las ventas gaditanas, mendigando unas monedas y recibiendo algún desprecio: la relación con Caracol es harto significativa.

Supo aprender de los viejos, la admiración de Perla de Cádiz es elocuente: me ha cogido los cantes y los ha puesto por encima, supo dejarse llevar: "como tú lo veas, Paco", era una forma corriente de zanjar posibles polémicas artísticas.

Y, además creador, "donde unos metían un ay yo miraba la forma de meter tres". Unido todo ello a un fuerte carisma personal, a una dulzura muy gaditana y a su pertenencia a una raza milenaria siempre nómada y perseguida, Camarón conforma el momento cumbre del flamenco del final de milenio, hay hoyo que cavar. Al tiempo.